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Valuación 5.0: La evolución híbrida que ya comenzó

En el dinámico mundo de la valuación inmobiliaria, las reglas del juego están cambiando. En esta entrada, Mario López nos plantea cómo ha comenzado una nueva era, la que él denomina “Valuación 5.0”, una visión híbrida que integra la experiencia humana con las capacidades tecnológicas emergentes.

Mario López es valuador inmobiliario con más de dos décadas de experiencia, especialista en asesorar empresas, inversionistas, desarrolladores y propietarios para comprender el valor real de sus activos.

En esta publicación, te invitamos a descubrir su análisis sobre cómo el rol del valuador evoluciona, por qué es clave adaptarse y cómo esta transformación impacta directamente a quienes invierten, desarrollan o gestionan inmuebles.

Agradecemos a Mario por permitirnos compartir su trabajo con la comunidad de Avaclick — te animamos a seguirlo a través de su perfil en LinkedIn y conocer el resto de las entradas de blog que ha realizado Mario desde su red social y profesional.

Esperamos que esta lectura aporte claridad, inspiración y guía para quienes desean estar al frente del cambio en valuación inmobiliaria.

Por Mario López Sánchez

No es futurismo. No es especulación. La valuación está evolucionando en tiempo real, y quienes no lo ven simplemente no están mirando en la dirección correcta.

Durante décadas hemos operado bajo una falsa dicotomía: técnicos que entregan números, o máquinas que los generan automáticamente. Un dilema binario que nunca debió existir. Hoy quiero mostrarte que existe un tercer camino, uno más inteligente, más confiable y más necesario que nunca.

De lo empírico a la digitalización: cuatro décadas de transformación

La evolución de la valuación no ha ocurrido de la noche a la mañana. Ha sido un proceso gradual, casi imperceptible, pero transformador.

En los años 60 y 70, se valuaba con experiencia pura. El conocimiento del mercado local, el instinto, la comparación informal. Era —y sigue siendo— un oficio, casi un arte. Funcionaba, pero era inconsistente.

En los años 80, llegaron las primeras computadoras. APEX revolucionó el software de valuación inmobiliaria. De repente, teníamos herramientas para estandarizar cálculos, crear registros, organizar información. Fue el primer paso hacia la digitalización y profesionalización.

En los 90, con las computadoras personales e internet, hubo un cambio trascendental. Los datos comenzaron a fluir. Los sistemas informáticos permitieron analizar propiedades no solo por sus características físicas, sino por su contexto territorial.

En los 2000, las plataformas inmobiliarias en línea empezaron a democratizar la información de mercado. Ya no era suficiente conocer tu ciudad; ahora podías ver patrones más allá de lo local. Las cámaras digitales se convirtieron en herramientas obligadas, así como plataformas como Google Earth, que en nuestro país sustituyó a aquella publicación periódica denominada "Guía Roji".

A mediados de esa década, en México, aparecen las Unidades de Valuación (UVs), un modelo de negocio especializado en atender el rubro hipotecario. Avalúos elaborados digitalmente —no automatizados— que permitieron estandarizar y acelerar su elaboración. En 2009, nace una plataforma digital (SAX), convirtiéndose en un sistema integral para gestionar todo el proceso, desde el inicio hasta la entrega del servicio.

Si bien no era conversación cotidiana como ahora, hablar de algoritmos y cómo procesan millones de datos y transacciones, el término Big Data tomó mucha fuerza a partir de 2010. Y aunque definitivamente no era la plática de la sobremesa ni el tema previo a una junta de negocios, ya entonces era una realidad.

Es en esta misma década cuando la Realidad Virtual y la Realidad Aumentada también comienzan a sonar con mayor fuerza. Los Modelos Automatizados de Valuación (AVMs) se renuevan como respuesta a esta explosión de información, explorando nuevas maneras de reducir tiempos en los cálculos del valor de una propiedad. Los AVMs pueden estimar valores en cuestión de segundos, alimentados por grandes cantidades de data. Y aquí es donde muchos creyeron que el fin había llegado para los valuadores profesionales. Pero se equivocaron.

El mito de la automatización total: qué pasó después

Desde entonces, la tecnología ha avanzado exponencialmente. Los AVMs son más rápidos, más accesibles, aparentemente más objetivos. El miedo es comprensible. ¿Para qué necesitar un valuador si una máquina puede hacer el trabajo en un instante?

Porque la máquina no entiende totalmente el contexto.

Un AVM ve datos. Ve un apartamento a 500 metros de una estación de metro, con 2 habitaciones, 80 metros cuadrados, en un barrio que ha apreciado 15% en los últimos tres años. Y puuum!!! Genera un número. Pero no ve que ese barrio está atravesando un proceso de renovación urbana, quizá está siendo gentrificado o abandonado. No conoce al inversionista específico detrás de ese proyecto, ni sus intenciones reales o al o al usuario final o comprador que necesita tener un espacio cerca de su lugar de trabajo. Tampoco captura que esa zona está en riesgo de inundación. No evalúa si ese valor tiene sentido en el contexto de decisiones financieras estratégicas.

Un AVM es una herramienta poderosa para lo que hace. Pero es exactamente eso: una herramienta. No es un valuador.

Valuación 5.0: donde convergen el criterio humano y la inteligencia artificial

Inspirada en la Sociedad 5.0 de Japón —un modelo que busca la sinergia entre tecnología avanzada y valores humanos, donde máquinas resuelven lo rutinario y humanos aportan juicio estratégico—, la Valuación 5.0 propone algo radical: dejar de elegir entre valuadores o máquinas, y comenzar a construir sistemas donde ambos se potencian mutuamente.

El valuador no desaparece, se transforma.

Tu rol como valuador ya no es procesar datos manualmente. Las máquinas lo hacen mejor que tú, y eso está bien. Tu rol es interpretar esos datos dentro de la realidad compleja que los números nunca capturan completamente. Eres un curador de sentido.

Imagina esto:

Una plataforma integrada recibe datos de cientos de fuentes: transacciones históricas, variaciones de mercado en tiempo real, información geoespacial, registros de construcción, datos climáticos, proyecciones demográficas, anuncios de desarrollo urbano, incluso sentimientos expresados en redes sociales sobre un barrio. Un modelo de machine learning procesa toda esa información y genera tres escenarios valuatorios posibles, con intervalos de confianza.

Luego, tú entras.

Revisas esos escenarios. Conoces ese sector como nadie. Sabes quién está comprando allá, qué tipo de inversionistas o usuarios finales están interesados, cuáles son las dinámicas reales, "las del campo, las de la calle", las del mercado que no aparecen en ninguna base de datos. Identificas si alguno de los datos está sesgado o es atípico. Validas qué escenario tiene más sentido para el contexto específico del cliente. Y, lo más importante, explicas por qué el valor tiene sentido. No solo entregas un número, entregas una narrativa sólida respaldada por un análisis detallado y riguroso.

Ese es el valuador que el futuro necesita. Y ese futuro ya está aquí.

La valuación no desaparece, se libera

Recuerda lo que dije hace poco: no estoy desafiando a la valuación, la estoy liberando.

La Valuación 5.0 es esa liberación hecha técnica. Es el reconocimiento de que la profesión valuatoria es más valiosa cuando deja de ser solamente técnica y se atreve a ser estratégica, interpretativa, ética.

El valor no es solo un número en un papel. Es una construcción social respaldada por datos rigurosos, pero validada por profesionales que entienden que detrás de cada cifra hay una decisión humana, un riesgo real, una oportunidad o una amenaza.

La máquina procesa. El valuador interpreta. Juntos, crean confianza.

Y en un mercado donde la incertidumbre es la norma, la confianza es el activo más valioso que existe.

El futuro de la valuación no está en elegir entre humanos o máquinas. Está en construir sistemas donde ambos trabajan sin reemplazarse, donde la tecnología potencia el juicio profesional en lugar de eliminarlo.

Ese futuro ya comenzó, ¿serás el generador de ese cambio o seguirás jugando con las herramientas de ayer?

Fecha de publicación: 20/10/25

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